Leyenda
del “conejo de Pascua”
Cuenta
esta leyenda que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José
de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado
veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había
muerto.
El conejo
se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la
entrada y lo veía y lo veía preguntándose quién sería ese Señor a quien querían
tanto todas las personas.
Así pasó
mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el
conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que
lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús
salió de la cueva ¡más vivo que nunca!
El conejo
comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al
mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes
porque Jesús había resucitado.
Como los
conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado,
ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.
Desde
entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar
huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús
resucitó y hay que vivir alegres.
Cuando
Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una
época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la
que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de
estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de
Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás
cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que
estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.
Uno de
estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los
egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás
cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos
de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó. Poco a poco, otros
cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce
para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.
La
costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la
regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.
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